¿POR QUÉ SERÁ QUE NO ME LAS LLEVO BIEN
CON LOS QUE ME RODEAN?
Adolfo Céspedes Maestre
Universidad Reformada
¿Cómo
hago para tener buenas relaciones interpersonales con los demás? ¿Cómo puedo
relacionarme con las demás personas sin hacerme daño?
Es
posible que en muchas de las ocasiones de nuestra vida nuestras relaciones con
los demás hayan estado marcadas por heridas, conflictos y situaciones
difíciles, quizás porque algunas de esas personas nos han mentido, nos han
defraudado, nos han avergonzado y hasta nos han causado mucho daño con sus
acciones.
Aunque
es posible que a pesar de analizar las acciones de estas personas, nunca hayamos
pensado en nuestras acciones y que recíprocamente nos hiciéramos daño, eso les
ha llevado a muchos a vivir relaciones basadas en el temor, dando como
consecuencia vínculos afectivos y sociales fundados sobre el egoísmo, porque
esperan ser amados y viven atemorizados por no llegar a serlo, con miedo a las
heridas. La verdad es que todo este tipo de esquemas en nuestras mentes y
emociones nos han alejado de tener un buen sentido al relacionarnos con las
personas, por esto es que cuando nos comunicamos con los demás lo hacemos
prevenidos, con barreras y con cuidados, creando modelos de personas con las
que si podríamos relacionarnos y otras con las que no, porque, ó nos hacen daño
ó hacemos daño.
Sin
embargo el mundo entero, aún más la juventud de hoy vive con necesidades de
sentirse aceptadas por las personas que le rodean, sentirse amadas por aquellos
que le atraen y reconocidas por sus familias, pero por otro lado su tan mala
forma de relacionarse con todos aquellos, los ha llevado a ser seres
tecnológicamente sociables, pero personalmente insociables.
Entonces
es por esto que tenemos problemas incesantemente con otras relaciones por la
mala forma de conllevarlas, lo más grave de toda esta situación es que a partir
de esta observación constante de nuestra sociedad, hemos llegado a la conclusión
que no se ha comprendido en nuestras acciones que significa amar -digo en
nuestras acciones- ya que lo hemos leído en libros, lo escuchamos de muchos de
nuestros amigos mas cercanos, sin mencionar además las conferencias a las que quizás
cientos han asistido, pero la verdad es que escaseamos de una práctica sensata
de amar en las relaciones sociales que emprendemos.
Con
respecto al amor hemos creído que significan simples actitudes afectivas y de
cariño hacia otra persona o palabras emotivas que gratifican el alma, y aunque
hacen parte de él, no son el amor. Pero entonces ¿Qué es el amor? ¿Cómo
sabremos que amamos en las relaciones de amistad, de noviazgo o aquellas
relaciones familiares? ¿Cómo amar si los patrones de nuestra enseñanza
cotidiana han sido malos maestros? Padres divorciados, familias destruidas por
terceras personas, e hijos abandonados por un padre o madre que no quiso ser
responsable.
En
primer lugar es necesario para tener buenas relaciones con los demás que no
solo esperemos ser amados o busquemos ser apreciados por otros, sino que demos
siempre nosotros el primer paso de demostrar
el amor, porque al demostrarlo podemos hacer sentir a aquellos como parte de
nosotros mismos. Esto radica en el hecho de pensar en los demás antes que en
nosotros, en el deber de acompañar, de brindar y compartir a manera de
intimidad las cosas más profundas de nosotros mismos con los otros, la entrega
mutua, eso es el amor: dar.
Cuántas
veces hemos dejado de lado este principio, y hemos seguido por la competencia,
mostrando así que no somos un equipo que sigue un propósito, sino varios
equipos individualizados por propósitos personales y autónomos, el egoísmo de
pensar solo en nuestras necesidades afectivas nos ha llevado cada vez más a la
soledad y a la frustración.
Al
mismo tiempo que comentamos del dar, y pues hablando de equipos, siempre en un
grupo ya sea familia, amigos y hasta en un noviazgo nos encontramos con
personas diferentes, que piensan diferente, que les gustan cosas diferentes,
pero aunque diferentes, aunque diversos, el aceptarlos viene a ser otro del carácter
del amor, la aceptación en medio de
la diversidad es otro asunto esencial: no hay algo más grato que hacer sentir a
otros un estoy contigo porque te acepto,
aunque no pienso igual que tú, te respeto, eso es amor. Entonces ya entran en juego dos cosas fundamentales que
caracterizan al amor, el dar (Entrega) y la aceptación, estos son elementos que
nos permite llevarnos bien con las personas que nos rodean.
Después
de haber aclarado dos asuntos que hemos dejado al lado al relacionarnos con
nuestros grupos sociales (Familias, amigos y noviazgo) la pregunta que surge
ante el hecho es ¿Que hacemos luego una vez se haya compartido amor con estas
personas? La respuesta es clara y sencilla, hacer crecer ese amor, pero esto
nos lleva a una afirmación y luego a un interrogante, si no sabíamos cómo
compartir de manera sana el amor mucho menos sabremos cómo hacerlo crecer, y el
interrogante es ¿Cómo puede realizarse el crecimiento de ese amor que se
comparte con los que nos rodean?
Hay
que tomar en cuenta que lo único que lo mantiene en la línea de crecimiento es
la confianza, yo le llamaría a este
punto la exigencia del amor, vivimos rodeados en comunidades llenas de
desconfianza, el padre no confía ya en su hija, la esposa sobrevive en medio de
una inseguridad constante y las familias desconocen lo que cada uno siente
íntimamente, porque conviven como desconocidos. Cuando una persona transmite
confianza y confía en los demás produce seguridad, tranquilidad, es una persona
que genera vida en su vida y que convierte sus relaciones sociales en una sana forma de amar.
Esto
nos llama a la urgencia y a la necesidad de una sociedad que aprenda a
llevárselas bien con quienes le rodean, que abra la puerta de su corazón sin
cuidados de evitar ser herido, sin paradigmas de tus relaciones pasadas por las
formas en como sucedieron, sino que emprendas relaciones familiares, amistosas
y conyugales basadas en la buena comunicación y en un intercambio que los ayude a crecer como persona.
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