lunes, 20 de junio de 2016

El dios que da miedo, espectro del odio

En estos días, hemos tenido comercialmente en el campo cineasta una película que ha prometido ser un gran espectáculo de terror o miedo para los amantes de este género. Como fans de los films sobre misterio, ficción y miedo, me he puesto a pensar en lo que nos enseñaron que causaba miedo, cuáles imagenes, rostros, situaciones desconocidas o historias exageradas nos podían llevar al escalofriante punto del miedo; reflexionaba en lo que desde niños nos dijeron que debía causar pánico, en cómo ha algunos nos mantuvieron en ese dual acto de compensaciones por nuestro comportamiento: diciéndonos por ejemplo que vendría por nosotros el supuesto “coco” -así se le nombra al diablo para los niños en algunas partes de Colombia- si habías actuado mal o pasarían cosas buenas a quienes habían actuado bien o tenían cierta gentileza con él otro(a); nos indujeron miedo para poder crear bondad, quizás de allí las reacciones de fobias a lo desconocido o la costumbre de algunos de solo ser buenos mientras alguien o algo los vigile, pero puede sospecharse de sus buenas acciones cuando nadie está.

A menudo estereotipamos las fuentes del miedo, pensando que lo único que debía causar temor era las fuerzas oscuras. Según el mito urbano de dualismo moral entre bien y mal, sólo éste último debía causar ciertas reacciones emocionales en nuestro organismo que nos llevaran a la ansiedad o parálisis, siendo su fuente principal ese instinto de reacción ante el peligro. Pero, ¿Qué pasaría si el dios en el que siempre hemos creído como bueno, cause tal temor como lo causan las supuestas fuerzas del mal? Que en un mundo paralelo, no sea el mal quien cause pánico entre las masas sugestionadas por creencias medievalistas, sino por el contrario, la imagen de Dios que creímos como única fuente de bondad.  
En la Biblia, mostraré a un personaje que le tuvo miedo a Dios, pero no aquella reverencia cúltica especial, sino aquel miedo infundido por las vivencias atroces que le tocó vivir, este personaje es Isaac, el hijo de Abraham, padre de Jacob. Dice el texto bíblico en Génesis 31:42 “Si el Dios de mi padre, Dios de Abraham y temor de Isaac, no estuviera conmigo, de cierto me enviarías ahora con las manos vacías; pero Dios vio mi aflicción y el trabajo de mis manos, y te reprendió anoche.” mi pregunta después de leer el texto fue ¿que le llevó al escritor pensar que Isaac veía a Dios con temor? de dónde sacaría éste escritor que el Dios que se había senti-pensado como bondadoso, generoso y amante con su pueblo, fuera visto por este personaje como su temor, como si éste fuera el origen de las cosas malas que le han pasado. En algún momento al leer el texto, pensé en ese temor reverencial que muestran algunos pasajes, pero al ir al texto hebreo se notará que habla de la palabra hebrea “fehar” que se refiere a terror, espanto, espectro y miedo, ¿es posible que la imagen de Dios en Isaac cause todos estos adjetivos de maldad?
Aunque sin rodeos en tantos cuestionamientos, estoy seguro que es posible resolver estos al mirar textos referentes a la vida de Isaac, y darnos cuenta lo duro que puede llegar a ser que alguna experiencia marque para siempre la vida, como la situación vivida en el monte moriah entre Abraham, Dios e Isaac (Génesis 22). Aunque este relato siempre es visto como una “prueba” para abraham, mostrando la fidelidad de éste para con Dios, quizás no nos hemos preguntado ¿qué habrá pensado el muchacho al ser el conejillo de indias de los deseos de este Dios? ¿Por qué lo hizo parte del experimento? usando su vida sin su consentimiento para demostrar la fehaciente lealtad de Abraham.
En mi opinión, debió ser duro para el chico ver a su padre, el que le repetía que lo amaba pero que Dios se lo había pedido, con un cuchillo a poco metros de su garganta, y lo analizó así, a pesar de todo su carácter mítico y especulativo, porque quiero imaginar lo traumático que pudo ser la escena, lo decepcionante para el hijo que un padre le ocultará que él era el sacrificio. Y esa escena, no solo ha sido compartida con agrado, sino que también aceptada como regla de fe, diciendo que así “dios prueba a sus hijos”, teniendo en mente otro textos más en donde la vida de muchos están en peligro o son muertas en su nombre, pero ¿es este dios amante de las muertes, aún de inocentes o son este y muchos otros relatos víctimas de teologías del miedo? ¿Mata en realidad éste dios? Pensando un poco en el texto ¿Cómo vería Isaac a ese que intentó poner en juego su vida con el propósito de ganar confianza para su inflado ego? Entonces luego de toda esa situación de terror, ser exigido por Abraham a adorar y vivir en pos de la voluntad de ese que seguía su padre, ese que pareciera no estar interesado en la inocencia del pequeño, sino en sus deseos de saber cuánta lealtad hay en el padre, de verdad debe ser difícil.
Sin embargo, a pesar de las preguntas y de sus respuestas razonables ante el hecho, el texto del sacrificio del hijo de Abraham, nos muestra que la intención del escritor va más allá de una supuesta prueba para abraham,  que más bien fue una experiencia de resistencia o contracultura a los actos de sacrificio humano, es decir, una forma de decirle al mundo que no apoyaría la muerte de inocentes, ¿en serio? Si, ese era el fin del escritor, y por eso le da un cordero, para sustituir la muerte de humanos como sacrificios -muy comunes en la época-, por el de animales que fueran comestibles.
Aún así, debe ser éste el motivo por el que Isaac veía a Dios como un monstruo, pues la frustración, la rabia y la impotencia que pudo causarle el hecho, debió ser interpretadas por el escritor en la tradición como el terror de Isaac. Ese es el Dios de los patriarcas y las matriarcas en la edad de bronce medio, no tenía un nombre definido y solo era “el Dios de los padres”, pero la pausa hecha en Isaac nos inquieta, pues ese Dios tenía una imagen como de los actuales episodios de terror cinematográficos. Podía ser identificado como el mismo Dios de los padres, pero la imagen o concepto que a través de la experiencia Isaac tenía, era de espanto.
Por otro lado, ¿cuál va a ser el propósito del escritor al introducir esta idea del terror de Isaac en palabras de Jacob? Entre líneas por el relato, es posible darse cuenta que la historia de Jacob también va a ser de luchas y situaciones difíciles, algunas resultados de sus propias acciones, otras originadas por la injusticia, la envidia y las trampas de su suegro a quien Jacob solo había podido adquirir ganancias por su astucia, pero junto a sus esposas habían notado que Labán solo era un viejo aprovechado, materialista y bien patriarcalista, que solo había visto a Jacob como un amuleto para las ganancias, ya que éste había trabajado casi toda una vida sin sueldo, dándole prole para su familia, riquezas y un buen estado de sus pertenencias. Labán le había dado hasta sus propias hijas en venta y a estas no les había dado nada del dinero. Luego entonces, decide huir de las trampas de Labán, para ir acorde a lo que el Dios de sus padres quería: marcharse a su propio destino. Planeó una huida para deshacerse de la viveza de su suegro, y sus esposas de lo que para ellas había sido un padre descuidado, pero no se fueron con las manos vacías, ellas se llevaron los dioses de su padre, lo que representaba en cierto sentido su seguridad, sus creencias y el fundamento de su estilo de vida, lo hicieron para desestabilizarlo y como parte de pago a lo correspondiente de su venta, en lo que Jacob era totalmente inocente. Así Labán los persigue hasta alcanzarlos, y dándose el encuentro le reprocha la actitud de Jacob y el robo de los dioses, pero no halla nada . Es en ese encuentro en que se da por sentado la imagen que Jacob tenía del Dios de sus padres, ese mismo que fue padre para Abraham, terror para Isaac, ahora era visto como quien ve la aflicción y la injusticia de quienes trabajan con sus manos pero no son retribuidos como tal.
De inmediato pensé en cuantos hemos culpado a Dios (desde cualquier fe) de las maldades de los hombres, cuántos hemos atribuido a Dios el hecho de lo ocurrido en el mundo y sus desastres; cuando quizás ha sido el mismo hombre quien ha llevado a un extremo su fe, ha visibilizado de forma incorrecta a ese Dios y ha actuado en su nombre cuando nunca lo hecho por las manos de estos, ha sido su voluntad. Estoy seguro, que muchos de los que han actuado en algún acto de terror atribuyéndole éste a su ciega lealtad a su divinidad, han obviado su conciencia, han actuado conforme a sus propios deseos enfermizos de rechazo a la creación, causando gran maldad o sufrimiento humano.
Así lamentablemente algunas atrocidades en el mundo han sido hechas en nombre del dios de un libro, otros rechazando a ese dios, han mostrado que el suyo es mejor, pero ese también aterra, otros se lamentan de los hechos pero predican que su dios es capaz de hacer o permitir algo así, ese es igual, da miedo; lo religioso se ha representado como algo aterrador, porque sus posibles lecturas e interpretaciones han sido acomodadas a sus prejuicios, terminando por no ser adecuadas a las enseñanzas teológicas de sus textos: como en el caso de Abraham con Isaac, donde dice que el dios de los padres grita “no le hagas daño al muchacho, detente…” o en el caso de Labán, que exclama “poder hay en mi mano para hacer mal, pero el Dios de tus padres me habló anoche diciendo: guárdate de hablar mal descomedidamente…” algunos han hecho daño, porque han convertido a dios en un espectro atemorizante, no porque realmente este lo sea, lo han hecho un dios que da miedo, como excusa para sus propias fobias, discriminaciones, odio o simplemente temor a lo desconocido, pero nunca ha sido ese dios, sino la falta de percepción de esa voz interior que siempre nos dice que no hagamos daño, ni prediquemos de un dios que daña; que él es el Dios que cuida la vida del otro(a), que él ve la aflicción del ser humano, dispuesto a enviar o persuadir a favor del oprimido, que observa cuántos pobres son víctimas de un sistema que acapara riquezas haciendo más pobres, destruyendo sus supuestas ganancias, que está en contra de estructuras de gobierno políticas represoras, en contra de quienes sienten que todos deben vivir de acuerdo a sus supuestas reglas morales o ese que  llaman dios no estaría con ellos, ese dios es solo espectro del amenazante odio hacía el otro(a).
Por consiguiente, cada una de las situaciones actuales en el mundo tiene a una gran cantidad de personas expectantes al terror, insensibles al dolor ajeno, rechazando grupos de alguna comunidad, o atribuyendo castigos de su “divinidad” para los afectados, eso solo me indica una cosa: nos hemos hecho daño unos a otros, cuando la premisa cristiana siempre debe ser amar unos a otros, no a unos y a otros no. Por último, debo decir que caracterizar a Dios detrás del dolor es un sin sentido, es una enorme disyuntiva de la imagen de Dios, que representa vida y misericordia para el dolido. Si, el dios que da miedo, son los espectros del odio escondidos detrás del fanatismo, de excusas peyorativas para rechazar, hablar mal, señalar y perseguir al otro. Ruego por el consuelo a las víctimas del dios que da miedo, y justicia para quienes promueven esta imagen inequívoca del Dios de la vida, la diversidad, la paz y el amor.
Adolfo Céspedes

No hay comentarios:

Publicar un comentario